Las nuevas preferentes son las facturas de la luz. Me lo dijeron el otro día mientras apuraba un café mañanero. Ni siquiera la chica de la última página del As levantó, en la barra del bar, tanta intensidad en la charla de los parroquianos como el anuncio de que la luz seguiría subiendo, subiendo y subiendo. Cada vez que apretamos el interruptor le abrimos la puerta al sheriff de Nottingham para que nos esquilme la faltriquera sin que ningún Robin Hood lo frene. Los villanos y los héroes están en los mismos consejos de administración y al bosque de Sherwood lo han convertido en un resort de lujo ecológico. Así que mientras arrecia el frío y se enchufan los calefactores ellos se frotan las manos con las pingües ganancias con las que atusarse el bigote mientras sigamos con el electrodos puestos en los testículos: o pagas o te los corto con una descarga. Y quienes deberían poner coto a estos desmanes andan como los personajes de Stevenson, Fettes y Macfarlane, reparti...