A poco que uno se descuide en el transcurso de su paseo diario puede quedar atrapado en una ceremonia inaugural. De un tiempo a esta parte, toparse por la calles del pueblo de cada uno, con un grupo de inauguradores es tan frecuente como encontrarse una calle sin papeleras, una fuente seca con los caños llenos de basura o pisar las mierdas de perro que salpican paseos y avenidas. Ya os digo queridos lectores que si bajáis la guardia podéis quedar sujetos en el acto oficial de corte de cinta, descorrimiento de cortinilla, visita institucional, puesta en valor, recorrido preelectoral o supervisión administrativa. Así que andad ojo avizor que andan sueltas las tijeras y los trocillos de tela con los colores patrios y comarcales son como papelillos que anuncian los calores presupuestarios y el dispendio en saraos y festejos patronales para darle al pueblo lo que se merece. Ya ha habido varias víctimas inocentes que han quedado atrapadas por los sequitos de aplaudidores y l...