Se nos está poniendo cuerpo de limón o, mejor para el tracto intestinal, de kiwi. Los ciudadanos estamos siendo amenazados por la exprimidora pública y los que se lo gastaron tan alegremente antes, ahora igual de alegres, nos miran con cara de apretarnos hasta que demos la última gota de sangre en forma de impuestos. La cosa está tan apretada en los despachos del poder que se están planteando muy seriamente en recuperar la imagen de Humphrey Bogart dándole al camel sin filtro para que la peña se eche al vicio del cilindrín nicotinado. Y es que en este país ya no fuman ni los malos en las películas. La gente se quita de fumar y le da al chicle de fresa ácida o al caramelo de regaliz mentolado para pasar el mono. Así que con tanto exfumador los estancos ya no dan ni para ponerle gasofa al buga oficial y se baraja, de manera muy seria, el gravar el consumo de pictolines con una tasa sobre el respirol La realidad se abre paso entre pasillos de diputaciones, juntas y mini...