Pues no. No valen dobles fondos, mangas con bolsillos interiores, baúles con cajones secretos, palomas contorsionistas y conejos blancos huyendo de Alicia. El tema, el asunto, la cosa, el rollo de vivir no tiene trampa ni cartón, ni truco, ni almendruco y a quien dios se la da San Pedro se la bendiga y búscate la vida por donde doble tu esquina que los tragasables no son de broma y los escupe fuego te pueden echar el aliento en el cogote.
Por que cuántas veces han intentado ustedes decir aquello de: abracadabra pata de cabra para que acabara el tormento y los nubarrones desaparecieran de ipso facto. Sin embargo la cabra ni su pata, ni la abracadabrante palabra no echaron una mano y el pedrisco siguió cayendo.
Seguro que luego intentaron sacar del bolsillo los polvitos mágicos y con dos pases de la mano al grito de: pìm, pam pum bocadillo de atún hacer desaparecer la angustia y la depresión. Tampoco funciono.
De la misma manera son inútiles otros recursos semánticos como: Zalacazim, zalacazam, nada por aquí nada por allá, un dos tres el pollito inglés y OH, ahora quien podrá defenderme. Se han mostrado inservibles ante la cruel realidad que se empeña en demostrar que si a uno lo meten en una caja y lo parten por la mitad con una sierre mecánica, no es capaz de unir los pedazos ni el doctor House a bastonazos. Tampoco queda muy real que un tipo con chaqueta de lentejuelas transforme papeles de periódicos en billetes de 20 euros y se empeñe en cobrar entrada, en lugar de pedir el Marca en la taquilla y pagar en el súper con las páginas de cultura de La Razón.
Hace tiempo que la barba de la mujer barbuda es autentica, que el niño-perro de la barraca 6 fue abandonado en una gasolinera hace tres veranos y que el hombre sin cabeza sigue vivo gracias a que la perdió por un amor de juventud.
Hay cosas que la vida no tolera, que la realidad no aguanta. Prohíbe los milagros, la magia, los fenómenos y lo extraordinario… lo curioso es que todo esto se lo está diciendo mi voz que sale de una cajita de plástico en la que me han metido con no sé que truco.
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