El
otro día los dorsales para poder correr la San Antón se agotaron en menos que
canta un gallo. La gente de Jaén tiene ganas de correr y cuando se lo ponen fácil
lo hace sea en la dirección que sea. Otra cosa es la carrera de fondo de las últimas
décadas que está desfondando a la provincia. Hace poco que votamos otra vez y
otra vez estamos ante las mismas disyuntivas. Estamos en una eterna salida en
la que la meta sólo es una promesa. Los políticos sacan pecho y los jienenses
se echan a la espalda esta realidad en la que le colocan el dorsal. Siguen corriendo
un año más para llegar a final de mes. A la gente de Jaén le gusta correr.
Agotaron los dorsales de la San Antón en menos de lo que tardaba en llenar el
coche el diputado regional José Luís Cano con el Blablacar. A este paso habrá más gente en pantalón corto
que sujetando antorchas. Todo el mundo se poner a correr y nadie a mirar. Una
de las pocas ventanas por la que lo hacían, lo de mirar y ver, en la capital ha
sido tapiada para siempre. Onda Jaén no volverá a emitir ni la San Antón, ni el
pleno ni las charlas de sofá del lagarto Rus. Es el signo de los tiempos. No
hay cama para tanta gente ni dinero para pagar las facturas. Es mejor correr.
Donde sea. Con quien sea. Cómo canta Jorge Dréxler sólo muere lo que se queda
quieto. Hagamos rodar la bola. Corran. Corramos en pos de mañana martes porque
este lunes no ha servido para casi nada.
Se
han agotado los dorsales de la San Antón en unos minutos. Luego dicen que hay
brecha digital. Cuando nos ponemos los de Jaén con el ratón y el cliqueo no hay
quien nos pare.
Corremos
por las redes sociales a compartir la última estupidez de esos cuatro chavales
de La Carolina que derrumbaron a pedradas una caseta de registro de la
depuradora. Tanto tesón no se ha visto desde el asedio de los turcos a Constantinopla.
Los niños demoledores fueron peores que Saladino. Luego echaron a correr su
hazaña por el trazado de las redes sociales. Más corrió la Guardia Civil para
atraprlos y ahora supongo que sus padres los correran a gorrazos por destrozar patrimonio
público por valor de 20.000 euros.
Todo
sea por no parar en este provincia de desempleo y parados. Los de Cáritas
vuelven a doblar a la oficialidad en la carrera por atender los inmigrantes que
duermen en la calle. También corren las madres de los niños que se quedaron sin
comedor escolar para poder llegar a sus múltiples metas en el trabajo, la casa
y la familia. Ya digo que somos mucho de correr mientras que otros ven la vida
de los demás pasar a toda velocidad mientras están tantranquilos en su
poltrona. Anchos y panchos. Yo el otro día también corrí para estar presente en
la edición numero 25 de los premios Caecilia, una asociación cultural de mi
pueblo, en la que se entregó a Emilio Lara el galardón de las Letras ante su éxito
literario. Dijo Lara que este Jaén es un país entero dentro de una provincia.
Cuando lo oímos dejamos de correr y nos paramos un segundo a pensar en todas
las posibilidades que estamos desaprovechando en esta carrera a ninguna parte.
Los
dorsales de la San Antón se agotaron en unos pocos segundos. No paramos de
hacer carreras en una cinta de correr sin movernos, como diría mi colega Muñoz,
del mismo “roal”
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