No
bastó el silencio administrativo a las 35.000 instancias que depositaron en la ventanilla
de ministerios y consejerías otros 35.000 vecinos con sus pólizas y sellos
correspondientes. No hubo respuesta sólo el acuse del golpe recibido que
intentaron disimular con una forzada sonrisa de normalidad que más bien parecía
un rictus que les desencajaba el rostro. No bastó la callada como única
respuesta al movimiento de toda una comarca que no se conforma con sobrevivir
de las pensiones de abuelos y prejubilados. Miles de linarenses, gentes de
Guarromán, La Carolina, Bailén, Carboneros. Baños de la Encina y del resto de
la provincia volvieron a echarse a la calle para pegar un puñetazo en la mesa y
que los rostros de los gobernantes se giren y vean que el problema sigue aquí. Que
no basta con declaraciones y visitas oportunistas en las que hay mucha letra
sobre aceleradoras de empresas, coaching work, coworking, I+D+I, yacimientos de
empleo, startup, networking, nichos de oportunidades o clústeres. Y muy poca música
sobre inversiones reales, mejora de infraestructuras o afrontar que lo prometido
hace décadas sigue en la carpeta de lo pendiente independientemente de quien gobierne
o deje de hacerlo.
En
la segunda parte del motín de Linares volvió a exigirse lo mismo que en la
primera entrega: que se pongan en marcha, de vedad, medidas para acabar con el
problema de depresión económica y casi sicológica que existe en muchas de nuestras
localidades por la pérdida de empleo, por la pérdida de oportunidades, por la pérdida
de capital humano, por la pérdida de población,
por la pérdida de una juventud obligada a marcharse, por la pérdida de la
esperanza. Contra todo eso miles de personas volvieron a gritar, mientras los
que gobiernan siguen con sus sangrientos juegos de tronos salpicándolo todo de cadáveres
políticos, no a la condescendencia, no a
las actitudes displicentes, no al menosprecio y al menoscabo, no a la resignación y no al conformismo. El éxito de la convocatoria
no es fruto de la casualidad ni del atractivo o carisma de un inexistente líder.
El éxito de las manifestaciones convocadas por la plataforma ciudadana es fruto
del descontento y el enfado de miles de personas que piden un mayor esfuerzo a
sus representantes. Que detrás de su escaño y poltrona pública no está un
partido si no una sociedad que es la que los elige cada cierto tiempo. La
manifestación de Linares es una clara llamada de atención para aquellos que se
creen que ellos son la base de la democracia cuando quien la sustenta son los
que, otra vez, han vuelto a exigirles que cumplan con su deber. Si, otra vez,
se sienten tentados de responder con el silencio las preguntas seguirán siendo
atronadoras. Hemos llegado a un punto de no retorno. La fatiga de materiales está
poniendo en evidencia que el armazón, tejido durnate décadas, esta corroído y
que se tambalea.
Segundas
partes casi siempre han sido buenas. Ahí están El Quijote y El Padrino.
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