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DE LO RARO QUE ES EL TRABAJO


El curro no es una mascota. El trabajo se ha convertido en una lujosa condena. Una prisión en la que sólo unos cuantos privilegiados tararean sixteen tons en horario laboral. Las máquinas se están quedando con casi todos los turnos. Los 1 de mayo están siendo cada vez más robóticos y mecanizados. El trabajo desaparece ante nuestros ojos y se le da menos importancia que a la supervivencia del lince. Miles de personas en esta provincia jamás volverán a trabajar tras el desmantelamiento de la industria sufrido en los últimos años. Para ellos ya no hay un paso con malla cinegética o una señal de advertencia: peligro cruce de desempleados de larga duración. Carreteras a ninguna que aíslan a los pueblos en una detenida imagen de plazas y casinos llenos de desesperanza.  Al de la ventanilla de la caja de ahorros lo han cambiado por una caja de luces y ranuras que pocos o nadie quieren entender. Las cartillas se han quedado obsoletas y de poco sirven en los supermercados que le han ido dando matarile a los ultramarinos de toda la vida. La banda magnética, qué adelanto, ha caído arrollada por el contactless de visas y mastercares. 

Al niño ya no hay güevos de colocarlo en la cooperativa porque sabe cuatro letras y dio mecanografía por las tardes al salir del instituto. Las cosas ya no son como antes. Ahora para colocarte tienes que hacer colas y más colas y más colas y más colas. Las ventanillas también son robóticas. Si quieren hablar con personal marque o diga uno. Si quiere cumplimentar la solicitud marque o diga tres. Si nos llama desde fuera de su comunidad de residencia métase el dedo por el esfínter que aquí no se le ha perdido nada. Los ordenadores. Tabletas y aplicaciones han terminado con muchos puestos de trabajo y las leyes y otras meteduras de pata con otros tantos más. Ahora para ser aprendiz de carpintero hay que tener mas pedigrí que los canes de la reina madre y cualquier tarea que haga un chaval, si se mira de la manera adecuada, terminará siendo explotación infantil. El asunto está muy crudo. Entre lo políticamente correcto y el artificial elongamiento de la etapa adolescente hasta la senectud: vivir de los padres hasta que se pueda vivir de los hijos. Lo del curro se está poniendo cada vez peor. Allá dónde antes había 50 operarios abriendo una zanja y un desocupado admirando la tarea en la actualidad han cambiado las tornas: están ese medio centenar de operarios y otros tantos desocupados, tras la valla, comentando cómo hormigonan y cementan drones, oruguillas y mini excavadoras. Ganarás el pan con el sudor de tu frente y ahora miles de desempleados con el sudor de su cuerpo, en el gimnasio, intentan eliminar el pan que se comen cada día y las calorías acumuladas ante la televisión sin ningún sitio dónde ir. El día 1 de mayo va camino de convertirse en tradición y folclore mientras los bienes de producción se van concentrando en las manos de unas entidades que habitan en la virtualidad, en las nubes algorítmicas. Trabajar será, en unas décadas, asunto de élites. Cada vez hay más gente que no nota la diferencia entre el 1 o el 2 de mayo. Amigos nos lo tenemos que currar más


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