Vamos
a tener que ir prescindiendo del sexo. Quienes nos gobiernan quieren que sólo
seamos personas sin nada cóncavo o convexo que nos distinga. No tengo ningún
género de duda y sí muchas certezas. El otro día atiné a escuchar en la barra
de una bar como le espetaban a un tipo que su actitud era propia del
heteropatriarcado opresor mientras que se defendía de lo que él, consideraba a
su juicio, un ataque indiscriminado del matriarcado intolerante. Ya eufemizamos
por encima de nuestras posibilidades. Tanto es así que el camarero apeló al
sentido común de aquellas dos personas discutidoras para que ahondaran en su
interior en busca de argumentos que les permitieran volver a ser dos personas
amadoras y comprensoras y usar el café como bebedizo y no cómo arrojadizo. Ya
veis que una pelea de novios es algo más profundo y complejo si se alumbra con
la neolengua que están acuñando quienes nos gobiernan y se desvelan por
colocarnos en el sitio que nos corresponde, a su juicio y pasando por encima
del nuestro porque es sabido que el pueblo llano yerra a menudo y es de cultura
yerma que hay cultivar para su propio bien desde despachos y oficinas públicas.
Viene
todo esto que les cuento a cuentas del cabreo que han agarrado en el seno de
FACUA porque los que riegan el jardín de las asociaciones y colectivos con la
manguera de las subvenciones les han dicho que a partir de ahora los hombres y
mujeres tienen que ser denominados personas consumidoras para evitar discriminaciones
y sexismos que generen mal entendidos o se arriesga a ser personas multadas. Y
así se puede leer en la web de esta organización «la Junta de Andalucía ha
advertido a FACUA de que el uso de expresiones como "consumidores" y
"usuarios" en lugar de "personas consumidoras" y
"personas usuarias" implica prácticas de "lenguaje sexista"
y "podría considerarse una infracción leve de la Ley General de
Subvenciones" si aparecen en textos de campañas financiadas por la
administración autonómica».
FACUA
Andalucía lamenta esta «censura lingüística» y pide a la persona presidenta o a
las personas consejeras o a las personas parlamentarias o a las personas
funcionarias que sean coherentes y ya puestos a eliminar el masculino genérico
que se haga en todas las comunicaciones oficiales.
No
estaría de más que en los mítines y arengas se hablara a las personas
votadoras, se criticara a las personas adversarias o contrarias, se prometieran
cosas a las personas crédulas y que las personas elegibles son personas
cumplidoras. Que las personas pacientes tendrán más personas médicas a su
servicio. Que seamos personas tal, personas cual, personas esto, personas lo otro,
personas de aquí, personas de acullá. Digo yo que si estas personas gestoras pusieran
el mismo celo en ser personas más humanas nos iría a todos mejor. Incluyendo
personas mujeres y personas hombres
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