Dentro
de unos días, me avisan desde el rincón inferior derecha de la pantalla de mi
ordenador, me van a actualizar al Windows número 10. Pues vale. Yo que apenas
sobreviví a la extinción de la segunda edición del Windows 98 y que resistí agarrado
al clavo ardiendo del XP, me veo empujado, eso si gratis total, a caerme por
otra, en este casoí muy nueva, ventana por la que asomarme a la realidad de este Jaén
que se sigue rascando el agujero del ombligo a la espera de que ocurra algo. A la espera de
que alguien, como a mi computadora le va a ocurrir a finales de julio, le
actualice el sistema operativo y que transite del MS-DOS a otra manera de computar
sus posibilidades, que hasta ahora, se han visto secuestradas, ralentizadas y
casi inutilizadas por virus, troyanos, gusanos, malware, barras de navegación
predeterminadas y rootkits que la siguen engañando desde atriles, escaños,
despachos y plazas.
Promesas en forma software gratuito que se reinventan
gracias a la habilidad de los hackers, hipsters y hustlers que se contratan
como asesores para dibujar una realidad virtual que, a cada bit que pasa, se
aleja más de la realidad en la que vivimos. Si no me cree, amado lector, basta
con que tire de android, symbian o iOS en su inteligente teléfono y se dedique
a consultar el time line de su feisbuc o tuiter. Que repase el archivo on line
de este u otro periódico y que bucee en Google con la palabra Jaén. La sorpresa es que se encontrará muy pocas
sorpresas. Mismos nombres, mismas obras, mismas declaraciones, mismo problemas
y mismas soluciones. Cuando se hace, se dice y se promete lo mismo al final
tendrán el mismo resultado. Ya es hora se que se haga, digan y prometan cosas distinta
para que Jaén tenga un resultado diferente.
Por
el momento el atajo de teclado ctrl.+alt+supr no ha dado resultado. La
provincia aún huele a humo y madera quemada por los últimos incendios. También
huele a humanidad en los alrededores de las oficinas de empleo. Largas colas de
personas que han perdido la esperanza en volver a trabajar. Otras han perdido
de vista el horizonte olivarero y hacen las américas lejos de sus casas
aprendiendo, por las bravas, nuevos modelos de computación y de ganarse la
vida. Entre tanto aquí quedo a la espera de que se active la casilla automática
de actualización de mi sistema operativo, se me abre una nueva ventana, la
número diez y espero que este poyete no me sirva; tal cual, para publicarlo
dentro de una década, aprovechando que ni los electores ni los lectores tienen
mucha memoria y que ninguno hace copias de seguridad.
Buen
verano
Comentarios
Un abrazo, compañero "10"