
Bien amiguitos ha llegado la hora de tomar una decisión sobre el futuro del cajón de abajo del mueble bar y su contenido. O empezamos a tirar cables y viejos teléfonos o moriremos aplastados por el ataque de los cargadores asesinos.
Y es que después de una década de uso indiscriminado de móviles, pleis portátiles, emepetres, podómetros y pulsómetros el cajón de abajo del mueble bar comienza a parecerse al agujero lleno de serpientes al que empujaron a Indiana Jones.
Y la verdad es que esto de la informática, la electrónica y las nuevas tecnologías, a las que llaman TIC los que sacan megas de RAM como si fuera pecho palomo, son un autentico lío con tantísimo cable suelto e innecesario una vez que ha terminado su; cada vez más sospechosamente corta; vida útil.
Así que tenemos, bullendo y retorciéndose en el cajón de abajo del mueble br, a veinte cargadores de teléfono móvil y cuya única diferencia es el grosor del conector que se mete en el teléfono., Así que en lugar de Capuletos y Montescos los Nokia y los Alcatel se llevan a matar en un suerte de esgrima inútil con los pinganillos para enchufarse a la red. Lo que vale para uno sólo vale para uno.
A esto hay que añadir el montón de cablecillos de auriculares que nos negamos a tirar, ilusos de nosotros, pensando que nos servirán algún día de piezas por si hay una avería. Les juro que yo no creía que los auriculares podían descomponerse en tantos e infinitos calibres. Así que cuando te compras un nuevo emepetrés los auriculares te vienen o muy grandes y acaban en el, cada vez más repleto, cajón de abajo del mueble bar.
Y qué me decís, amiguitos, de la tonelada y media de cables con diferentes conectores de uesebé para poder enchufar los cacharricos al ordenador y poder cargar y descargar las canciones, las foticos y los programas adecuados. Jamás la mente humana ha alcanzado tales cotas de imaginación para poder diseñar infinitos modos de meter una cosa en otra. Que si miniuesebé, que sí dos punto cero, que si achatado por los polos, que si de 21 pines, que si micróuesbé, que si largo europeo, que si calibre estándar, que su conexión bus, que si infrarrojos, que si bluetooth… un lío del montepío.
Clavijas, cables, jacks, conectores, cargadores, transformadores, routers, pendrais y demás población electrónica llena nuestras vidas y el cajón de abajo del mueble bar mientras vacían nuestras cartillas. Hay que abogar, además de por la paz en el universo por el cargador universal, por el conector único, por la clavija homologada en todas las tierras, por el puerto uesebé abierto a cualquier tamaño y grosor, por el cargador de teléfono, que como el anillo, se único y seca capaz de acabar con la tierra "sacaperras" de Mordor. Es necesario que tome las riendas un jobit y se ponga a la tarea antes de que enrede en este cablerío del cajón de abajo del mueble bar.
Comentarios
Un amigo, Pepe Ávalos, ya me decía en los años 80 que tenían que inventar algo para evitar tanto cable (entonces de altavoces y poco más...) y el Airport de Apple me ha convencido de que lo tiene todo inventado y sólo quieren que, entre tanto les compremos todos los cacharritos que tienen fabricados.
Salu2
Armenteros no me des ideas. Habrá que escribir algo sobre el super 8, el beta, el vhs o el 2000 y el láser disc
En fin Ángel tendremos que sacar también las tdk de chrome o ferro niquel... de las que usaba el Pedro