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Mostrando entradas de julio, 2018

TÚ AL TEJAR QUE YA TIENES CUERPO PÁ TRABAJAR

Recuerdo muy vívidamente el primer día que fui a la escuela. Lo de llamarlo colegio era para otra cosa, para otras ciudades o para otros barrios. Tenía poco más de seis años cuando me mandaron al grupo escolar que había en la calle María Bellido y que se componía de tres o cuatro aulas de techos muy altos con telarañas en los rincones y unos cuantos mapas amarillentos de extintas geografías físicas y políticas. Aún no había entrado en vigor el asunto de la gran reforma de la enseñanza en la gris España de los años sesenta en la que los niños; como conejos por número e ingenuidad; deambulábamos por las calles de unos pueblos que aún desconocían el asfalto y se abrían a pico y pala, urgentemente, para el madreo de desagües y nuevas tuberías para que llegara el agua corriente a los viejo grifos de cobre con fuerza suficiente. Grifos que más que manar lloraban el agua con exasperante lentitud. Lo de la Enseñanza General Básica (EGB) aún estaba por llegar y todavía no se habían q