El
paseo por los titulares de la actualidad de esta provincia no puede ser más
desalentador. Siempre lo mismo. Igual. Una marmota que gira una y otra vez el
reloj de arena y madera de olivo. Las listas de espera crecen. Las listas de
espera se reducen. Los enfermos, impacientes, penan por los pasillos de la
semántica. No hay colapso sólo picos de ocupación. Eso no es cierto hay
hacinamiento y habitaciones triple equis. Pornografía de cada verano. Las camas
en las que se muere o se sana. Camas para no dormir como las historias de
infestaciones de cucarachas en la ciudad. Insectos que se vuelven torpeza y
exageración política. Como las ratas que menudean en solares hechos un solar
por el olvido y la indigencia presupuestaria. Las ratas corren por la penumbra
de los callejones. Golpes bajos que dan los que dicen estar más en lo más alto.
En mi pueblo hay un centro de salud nuevo sin muebles, sin celadores, sin
médicos y con muchos enfermos a la espera. También hay muchos viejos que no
sobrevivieron a la construcción de una residencia que se hundió en las miasmas
de la incompetencia y que ahora apenas da sombra a un par de mulos trabados. Un
proyecto, como tantos, que se disolvió en el horizonte 2000. Estoy seguro de
que en tú pueblo habrá más ejemplos de lo que cuento. Dejaría una línea de puntos
para que el lector se desahogue pero nos anegaríamos con tanta protesta. Menos mal
que nos queda ese farmacéutico de Cazorla que es un hacha en la compra por la
red. Es el tercero de España. Ríete tú de la brecha digital y de la
alfabetización digital. Basta con cumplir lo prometido. Lo pides y un día más
tarde te lo dejan en casa. Envuelto amablemente en plástico de burbujas y con
instrucciones de uso, montaje y desmontaje. Lo mismo deberíamos comprar por
Amazon en la próxima campaña electoral. Sin gastos de envío y con garantía de
devolución del dinero si no nos gusta el producto. Pero no, la realidad es que
ellos prefieren gastar en tabletas, pizarras electrónicas, pedeas, notebuques y
smarfones para hacer llegar la modernidad de una tecnología que ya no es tan
nueva y ni es tan tic. Su reloj no da el tac y las cosas se quedan a medio
hacer como los gobiernos, la repisa grölhom
que trajo un cuñado del IKEA y el plan de saneamiento financiero municipal. Basta
poner la oreja para escuchar como la gente pone de chupa y domine a los que se
desviven por la gente entre los tapices del Congreso de los disputados
desencuentros. Ya no los pone de acuerdo ni Iniesta repartiendo helados para todos
este verano en Carboneros. De una vuelta por lo titulares de este periódico
querido lector y siéntase como en la década de los noventa pero con treinta
años más
En Cataluña dicen que van a cambiar la Navidad por la fiesta de invierno y la Semana Santa por la fiesta de la primavera. Una consejo del Consejo Escolar de la región. Es decir que el popular "caganer" se quedará sin sitio para hacer sus deposiciones ya que en la fiesta de invierno no caben tampoco los belenes. La verdad es que cada día que amanece el número de tontos crece y no paran de buscar agujeros para meter la pata por decreto. Por el momento en los colegios de Jaén está permitido que los chavales se deseen felices Pascuas, pero si la ola catalana prospera de dificil manera se podrá casar ideologicamente la imagen de la alcaldesa socialista entregando, arrobada, su bastón de mando a la imagen de Nuestro Padre Jesús con esta mania de sustituir el crucifijo por una foto del presidente autonómico o a los reyes magos por un vejete con sobrepeso vestido de terciopelo rojo.
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